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El trabajo de Katherinne Fiedler, durante los últimos años, se ha centrado en explorar nociones relacionadas al paisaje y la naturaleza, en relación a factores políticos, poéticos y de construcción social, desde una mirada nostálgica.
En la exposición individual “El futuro de la memoria”, la artista ahonda su interés en la relación entre el ser humano y su entorno, considerando a este un factor en constante cambio y en donde el paso del tiempo, manifestado en los vestigios que el subsuelo y el fondo del mar esconden, nos han servido para la reconstrucción de la memoria y nos delatan como una entidad que siempre ha necesitado mirar atrás para seguir adelante. Es así como reflexiona sobre las nuevas relaciones con la naturaleza, y cómo estas se complejizan, y nos hacen cuestionar las posibilidades y la añoranza del futuro.
A través de la combinación de elementos de la naturaleza como piedras, fósiles y animales disecados, con materiales procesados y de uso industrial, así como elementos utilizados para la inmersión en las profundidades del mar o del desierto, la artista se vale de diversos medios como la fotografía, el video y la escultura para generar un nuevo diálogo entre elementos reconocibles, pero que enfrentados fuera de sus contextos habituales y en un espacio de exhibición, adoptan poéticas insospechadas que nos hacen pensar en nuestra relación actual con los objetos que nos rodean y que en un futuro todo lo que somos, lo que tenemos y las acciones que ejercemos sobre nuestro entorno serán vestigios que otras civilizaciones tendrán la difícil labor de interpretar para entender el presente que compartimos.
Juan Diego Tobalina
El trabajo de Katherinne Fiedler, durante los últimos años, se ha centrado en explorar nociones relacionadas al paisaje y la naturaleza, en relación a factores políticos, poéticos y de construcción social, desde una mirada nostálgica.
En la exposición individual “El futuro de la memoria”, la artista ahonda su interés en la relación entre el ser humano y su entorno, considerando a este un factor en constante cambio y en donde el paso del tiempo, manifestado en los vestigios que el subsuelo y el fondo del mar esconden, nos han servido para la reconstrucción de la memoria y nos delatan como una entidad que siempre ha necesitado mirar atrás para seguir adelante. Es así como reflexiona sobre las nuevas relaciones con la naturaleza, y cómo estas se complejizan, y nos hacen cuestionar las posibilidades y la añoranza del futuro.
A través de la combinación de elementos de la naturaleza como piedras, fósiles y animales disecados, con materiales procesados y de uso industrial, así como elementos utilizados para la inmersión en las profundidades del mar o del desierto, la artista se vale de diversos medios como la fotografía, el video y la escultura para generar un nuevo diálogo entre elementos reconocibles, pero que enfrentados fuera de sus contextos habituales y en un espacio de exhibición, adoptan poéticas insospechadas que nos hacen pensar en nuestra relación actual con los objetos que nos rodean y que en un futuro todo lo que somos, lo que tenemos y las acciones que ejercemos sobre nuestro entorno serán vestigios que otras civilizaciones tendrán la difícil labor de interpretar para entender el presente que compartimos.
Juan Diego Tobalina
Vista de sala.
Vista de sala.
Vista de sala.
Sin título, 2019. Telas de neopreno. 36 x 22 cm.
Cuerpos, 2019. Caja de acrílico y soga náutica, 24 x 15 x 16 cm.
Tanques, 2019. Cemento. 75 cm de alto.
Serpiente, 2019. Cobre con soga náutica. 50 x 70 cm.