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UN INSTANTE DE PELIGRO
"Adueñarse de un recuerdo tal y como
relumbra en el instante de un peligro"
Walter Benjamin
El trabajo de Ivana Ferrer ha estado siempre ligado a una clara consciencia del modo en que la manualidad no es un mero proceso de producción de imágenes y objetos, sino, más bien, un elemento constitutivo de la construcción del sentido de la obra de arte. El proceso de pintar laboriosamente una imagen que se ha fotografiado -y que, por tanto ya existe- o, en el caso de las otras piezas que forman parte de esta exposición, el tejer u horadar laboriosamente una superficie son actos tan significativos como la imagen o el objeto que resultan de ese proceso: una inversión de tiempo y esfuerzo que reclama nuestra atención.
Una atención que no puede ser pasada por alto en el caso de imágenes que, de otro modo, podrían resultar banales. Hay algo en ese esfuerzo que nos obliga, para ser justos con la artista, a contemplar e intentar desentrañar aquello que ahí, en la obra, se ha hecho. Más allá de la obra misma.
Si hay algo que unifica a todas estas piezas, es que en ellas hay, encerrada, una inminencia. Se trata de una operación que va en sentido opuesto al de una fotografía que detiene el tiempo para capturar un instante que, en el flujo incesante de la realidad, podríamos no haber visto en sí mismo pero que, aunque escondido, es equivalente a cualquier otro. No es el detalle oculto, sino más bien el destello de un instante que está por darse y que tiene la capacidad, como dice Walter Benjamin en sus Tesis sobre filosofía de la historia, de encender en lo pasado la chispa de la esperanza. Una esperanza de coherencia, un pequeño satori -ese término con que el budismo zen nombra la iluminación- que colma de sentido la experiencia cotidiana de la realidad.
Carlo Trivelli
UN INSTANTE DE PELIGRO
"Adueñarse de un recuerdo tal y como
relumbra en el instante de un peligro"
Walter Benjamin
El trabajo de Ivana Ferrer ha estado siempre ligado a una clara consciencia del modo en que la manualidad no es un mero proceso de producción de imágenes y objetos, sino, más bien, un elemento constitutivo de la construcción del sentido de la obra de arte. El proceso de pintar laboriosamente una imagen que se ha fotografiado -y que, por tanto ya existe- o, en el caso de las otras piezas que forman parte de esta exposición, el tejer u horadar laboriosamente una superficie son actos tan significativos como la imagen o el objeto que resultan de ese proceso: una inversión de tiempo y esfuerzo que reclama nuestra atención.
Una atención que no puede ser pasada por alto en el caso de imágenes que, de otro modo, podrían resultar banales. Hay algo en ese esfuerzo que nos obliga, para ser justos con la artista, a contemplar e intentar desentrañar aquello que ahí, en la obra, se ha hecho. Más allá de la obra misma.
Si hay algo que unifica a todas estas piezas, es que en ellas hay, encerrada, una inminencia. Se trata de una operación que va en sentido opuesto al de una fotografía que detiene el tiempo para capturar un instante que, en el flujo incesante de la realidad, podríamos no haber visto en sí mismo pero que, aunque escondido, es equivalente a cualquier otro. No es el detalle oculto, sino más bien el destello de un instante que está por darse y que tiene la capacidad, como dice Walter Benjamin en sus Tesis sobre filosofía de la historia, de encender en lo pasado la chispa de la esperanza. Una esperanza de coherencia, un pequeño satori -ese término con que el budismo zen nombra la iluminación- que colma de sentido la experiencia cotidiana de la realidad.
Carlo Trivelli