... El color es el único sobreviviente en este progresivo proceso de depuración y devastación de referencias externas (tan propio de la pintura modernista que renuncia al ilusionismo y a representación a favor de la autonomía del lenguaje). La figuración cede lugar a la abstracción, Cambre abandona la ficcionalidad porque el color captura toda su atención. Estas pinturas no representan nada porque no traen ninguna presencia de otra parte. No existe la representación basada en la ilusión de espacio ni del movimiento. A diferencia de los trabajos anteriores, estos cuadros dejan de ser como lo entiende la tradición pictórica desde el Renacimiento, una ventana a través de la cual vemos y construimos el espacio. En ellos, como explicaría Panofsky, ya no hay un plano figurativo sobre y a través del cual se proyecta un espacio unitario, ya no hay negación de la superficie material pictórica como tal. Sus títulos, muchas veces tautológicos, por ejemplo: Blanco, Amarillo, Sin título (bermellón), Azul ultramar o Rojo de cadmio revelan que no hay juego de significaciones posibles. Sólo color.

Son cuadros que invitan a ser vistos por lo que son: color y color. Una vez que la narración se disuelve, ya no hay nada que contar pero sí, y de manera tácita, se expone un método (que el ojo perspicaz seguro va a descubrir) en un espacio donde ya no hay anécdota ni metáfora. A Cambre simplemente le gusta pintar por acumulación de materia y superposición de colores. Las características del espacio posibilitan el quiebre radical de la relación entre paisaje y el color. El color en las pinturas y la vista detrás de las ventanas. . .

Fragmento del texto de Lara Marmor para “Mano de obra”, Museo Fortabat, 2017


Juan José Cambre (Buenos Aires, Argentina - 1948)

Se graduó como arquitecto en 1974 UBA. En 1981 obtuvo el Primer Premio de Pintura del Salón Municipal Manuel Belgrano y una beca para radicarse en Nueva York durante el año siguiente. En los años 80 participó del grupo La Nueva Imagen con quienes formó parte del envío a la Bienal de San Pablo en 1985. En 1993 recibió el Primer Premio Amalia Lacroze de Fortabat. En 2008 presentó Cambre, una recopilación de sus obras hasta la fecha por Ediciones Vasari.

Entre sus principales exposiciones individuales cabe destacar: Mano de obra, Colección Amalia Lacroze de Fortabat, 2017; Un bárbaro en las sierras, Prisma KH, 2015; Desde el paisaje, Museo Caraffa, Ciudad de Córdoba y Museo Castagnino-MACRO, Rosario, 2014; Azul, Museo López Claro, Azul, 2013; Cromática, MACBA, 2013; Secesión, Galería Vasari, 2012; Novum Ovum, Instituto Di Tella, 2012; Espectadores de la Laguna, Centro Cultural Recoleta, 2008; Fondo Nacional de las Artes, 2003; El hombre invisible: veinticuatro estudios de color, Centro Cultural Recoleta, 2001; Fundación Federico J. Klemm, 2000; Voy, Galería Arte Nuevo, 1977; Galería Lirolay, 1976..